El paisaje de los viñedos de Lanzarote no se parece a nada que puedas encontrar en ningún otro lugar del mundo. Hoy te descubrimos una viticultura sorprendente, extraña y excepcional. No solo porque está sobre suelos volcánicos sino porque es una obra escultórica y de adaptación al medio prodigiosa. Agarraos, volamos a Lanzarote ✈️.
‘Tenemos que recoger y aprender de nuestro propio medio para crear’ profetizaba César Manrique sobre Lanzarote, quizás la más abrupta, seca y salvajemente volcánica de las Islas Canarias. Fue la última de las islas en empezar a cultivar la vid dado que las condiciones no eran las adecuadas: demasiado calor, falta de agua, sin precipitaciones… pero todo cambió tras las erupciones volcánicas 🌋 de 1730 a 1736. Una gran tragedia pero… ¿quién iba a pensar que la lava y las cenizas que cubrieron gran parte de la isla crearían las condiciones perfectas para el cultivo de la vid y la elaboración de vinos únicos?
El ROFE, parte imprescindible del terroir
Llegamos a Arrecife y la primera palabra que nos descoloca al hablar de viñedos es ‘Rofe‘.
-¡Perdón! ¿ha dicho rofe?
Sí, Rofe. Es el término específico que se usa en Lanzarote para referirse a la arena o grava volcánica de granos gruesos y rugosos (picón), usada como capa superior de un terreno cultivado. Y es que, pasada la tragedia de las erupciones, los lugareños descubrieron que debajo de la lava seguía estando el suelo fértil para cultivar 🌱; pero además ahora la ceniza retenía y aportaba humedad como nunca antes.
Y ese fue el gran descubrimiento que impulsó el cultivo del vino en Lanzarote. ‘Si hay alguna viticultura que se pueda calificar de heroica es la de Lanzarote porque aquí los agricultores tuvieron que luchar contra la naturaleza, aprender y adaptarse para encontrar la tierra vegetal y plantar las vides. Así que cavaron y cavaron sin rendirse, hicieron hoyos (algunos de hasta 3 metros de profundidad), construyeron muros y consiguieron sacar frutos de una tierra que parecía muerta’, nos cuenta Ignacio Valdera, enólogo de la bodega Los Bermejos, una de las bodegas históricas de Lanzarote.
La Geira, bodegas y viñedos entre volcanes
Recorremos La Geira 🚗, la ruta del vino en Lanzarote. Es un paisaje asombroso e indescriptiblemente hermoso. Nosotros estamos impresionados pero es que los conejeros -denominación coloquial de los habitantes de Lanzarote– tampoco se cansan de observarlo. El rofe hoy es parte del terroir. La ceniza volcánica porosa parece actuar como una esponja; reteniendo la humedad del aire y transfiriéndola a las vides durante el día mediante un proceso de ósmosis lenta 💦. ‘De este modo, los agricultores obtienen el bien más preciado y escaso de la isla: el agua’.
Reflexionamos un buen rato en lo que el suelo volcánico puede enseñarnos sobre agricultura sostenible y regenerativa ante el cambio climático. Alrededor de cada vid, se construyen muros circulares de roca volcánica para proteger, una a una, las cepas de los vientos alisios que azotan la isla durante todo el año. Sin duda, una obra de agricultura casi-casi faraónica que, rodeada de volcanes 🗻⛰️🏔️, configura un paisaje único en el mundo. El contraste de verde sobre negro es extrañamente hermoso.
Malvasía Volcánica, la uva reina
– Ignacio, háblanos de las variedades.¿Qué uvas encontraremos aquí?
‘Actualmente en Lanzarote se elaboran vinos tintos, blancos, rosados e incluso espumosos. Pero sin lugar a dudas la variedad más abundante e importante de la isla es la Malvasía Volcánica’, nos cuenta. El 70% de la producción, con 1,4 millones de kilos recogidos en 2022, es Malvasía Volcánica, adaptada completamente a la zona. Le sigue la Listán Negro, con cerca de 200.000 kilos y, de forma minoritaria, la Diego, la Listán Blanca, la Moscatel de Alejandría, la Baboso Negro, la Burrablanca, o Viljariego Negro, entre otras. Hay también algo de Syrah y Merlot. ¿Catamos? Volvemos a la bodega Los Bermejos.
Cata de Malvasías, Listán Negro y Diego
– Ignacio, estamos expectantes. ¿Qué debemos esperar de los vinos de Lanzarote?
‘Debido a las exigencias del cultivo de la vid en un terreno tan difícil, los vinos de Lanzarote tienen unas características muy especiales que los hacen únicos: buena acidez, cuerpo y sobretodo mineralidad y algunas notas salobres de los vientos alisios que recorren la isla cargados de agua de mar. Son vinos muy originales, sabrosos y únicos’.
Con Malvasía Volcánica se elaboran vinos secos, semisecos y dulces. Y también secos fermentados en barrica y espumosos. La Malvasía se muestra aterciopelada, sabrosa, dulce incluso cuando el vino es seco. Y con una acidez adorable y fresca.
Pasamos al Listán Negro. Es especiado, terroso, mineral. ‘El listan es muy mineral, muy pegado a la tierra y hay que mimarlo mucho. No es una variedad fácil de trabajar pero en las condiciones idóneas, da vinos exquisitos’.
Probamos también la Diego. ¡Oh, wow! És más delicado, floral, con matices anisados pero sí, se percibe gran estructura y potencial de guarda. ‘La Diego es la cenicienta de las uvas de Lanzarote, una variedad aún por descubrir. Tiene una calidad impresionante y su principal virtud es su capacidad de envejecimiento con un comportamiento espectacular’. ¡Increibles!
Nuevas generaciones, nuevos proyectos
Dejamos a Ignacio y seguimos el recorrido por esa larga y recta carretera que cruza los viñedos 🛣️. Pasamos la bodega El Grifo, en pie desde 1775. Es la bodega más antigua de Canarias, la 5ª de España y la única bodega conocida que ha producido vinos durante casi 250 años sin interrupción. Mantienen algunas vides del siglo XIX, con más de 120 años. En Lanzarote hay 12.000 hectáreas de viñedo, 28 bodegas y 1.828 viticultores.
No todo son bodegas históricas. En los últimos años se está forjando una oleada de pequeños vitivinicultores excepcionales. Puro Rofe ha cosechado grandes elogios de la crítica, no solo a nivel nacional, sino también en los mercados de exportación. Visitamos Bodegas Erupción y conocemos a Amor López, con apenas dos cosechas en el mercado. ‘La viña aquí es un patrimonio familiar. Existen más de 7.500 parcelas. Unas aquí, otras allí. Es un trabajo duro y completamente artesanal. ¿Te imaginas lo que es retirar continuamente de los hoyos la arena que se mete durante el año?’
Nos lo pregunta Amor, mientras nos adentra por un laberinto de caminos en busca de sus pequeñas parcelas familiares 🚘. Hace dos años, esta joven lanzaroteña decidió lanzarse al vacío y apostar por las viñas familiares. Ha empezado a elaborar en casa sus propios vinos, vinos de autora con ediciones limitadas. Su padre ya elaboraba vino en casa y armó una bodega en los bajos pero su proyecto va más allá, tratando de llegar a los mejores restaurantes o dar el salto a la exportación. ‘Falta relevo generacional en el campo porque el trabajo es duro y el rendimiento económico de la viña es bajo por sus elevados costes de mantenimiento. Y eso, que aquí se pagan los precios por kg más altos de España’. El precio por kilo de la Malvasía se situó entre los 3,00 y 3,10€ la cosecha pasada y sobre los 2,90 y 3,00 el Listán Negro. ‘Fue un año excepcional, muy complicado por la sequía y de muy baja producción’.
Los vinos de Amor son emocionantes, de buena calidad y mejorarán aún más con el paso del tiempo. Ella es una mujer valiente y decidida. Se ha preparado y sabe cómo trabajar y qué perfil de vinos ofrecer. ‘La calidad está en la viña, se trata de no maltratarla en la bodega y dejar que saque lo mejor de sí’. Sencillo y poderoso. Aunque sabemos que en Lanzarote nada es sencillo. Esta isla es atípica como ninguna pero, winelovers, la calidad de los vinos que nos brinda es innegable. 🔝🔝
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