Los vinos del Líbano tienen una historia que se remonta a más de 5000 años, siendo uno de los viñedos más antiguos del mundo. La viticultura en esta región se inició en tiempos de los fenicios, quienes jugaron un papel crucial en la propagación del vino por el Mediterráneo, exportándolo a Egipto, Grecia y Roma.

Historia Antigua

Fenicios (3000-539 a.C.): Los fenicios, habitantes de la región costera del actual Líbano, eran famosos comerciantes y llevaron sus técnicas vitivinícolas por todo el Mediterráneo. Las ánforas fenicias con vino han sido encontradas en numerosos sitios arqueológicos, testimonio de su comercio.

Imperio Romano (27 a.C.-476 d.C.): Bajo el dominio romano, el vino libanés continuó floreciendo, con el valle de Bekaa convirtiéndose en un centro vitivinícola importante.

Edad Media

Durante la Edad Media, la producción de vino en el Líbano fue influenciada por las Cruzadas y las órdenes religiosas, que mantenían viñedos para la producción de vino de misa.

Periodo Otomano y Mandato Francés

Imperio Otomano (1516-1918): Aunque la producción de vino disminuyó debido a las restricciones islámicas sobre el alcohol, las comunidades cristianas y judías continuaron con la producción en menor escala.

Mandato Francés (1920-1943): La influencia francesa revitalizó la industria vitivinícola libanesa, introduciendo técnicas modernas y variedades de uva francesa.

Era Moderna

En la actualidad, el Líbano cuenta con más de 50 bodegas, siendo el Valle de Bekaa el corazón de la producción vitivinícola. Las bodegas más destacadas incluyen Château Musar, Château Ksara y Château Kefraya. Las principales variedades de uva son las uvas negras: cabernet sauvignon , cinsault , cariñena y syrah; y entre los blancos: chardonnay, sémillion y los nativos merweh y obaideh.

Los vinos libaneses son conocidos por su calidad y carácter distintivo, combinando técnicas vitivinícolas modernas con una rica herencia histórica. El vino libanés ha ganado reconocimiento internacional y sigue siendo un símbolo del legado cultural del país.

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La familia Hochard lleva elaborando vino desde 1930 cuando Gaston Hochard plantó los primeros viñedos en el Valle de la Bekaa. Posteriormente fue su hijo Serge quién desde 1959 ha llevado a esta bodega a ser una de las más prestigiosas y reconocidas en el mundo del vino. Emblema de los vinos mediterráneos, una bodega icónica con una filosofía inalterable y concienzuda en la elaboración de vinos de guarda, una bodega que ha sabido sobrevivir a guerras civiles, y que tiene asegurada la continuidad en el futuro con la tercera generación: Gaston y Ronald Hochard.

Pruébalos👉Château Musar