‘No es lo mismo’ cantaba Alejandro Sanz 🎤. Y no hablaba de vinos pero podría, porque ‘no es lo mismo’ un Chardonnay de Francia, España, Chile o Australia. La variedad es la misma, la elaboración puede que también, incluso hasta la calidad pero el vino… el vino sabe ‘distinto’. ¿Sabes distinguirlos?
Ni mejor ni peor, simplemente distintos. Por muchísimos factores como el clima, el suelo, la viticultura, la topografía, la vinificación, el estilo… Tanto las regiones del Viejo como el Nuevo Mundo producen vinos de Chardonnay verdaderamente únicos. Una forma amena y divertida de descubrir la versatilidad de la Chardonnay y aprender a distinguir-los es organizando una cata de vinos de diferentes países y compararlos. Y a eso vamos…
Chardonnay, la uva blanca más plantada del mundo
Empecemos por conocer un poco la variedad. La uva Chardonnay es originaria de la Borgoña, al este de Francia, pero ahora se cultiva en todo el mundo donde se produce vino. Es la uva blanca más extendida del mundo 🌍. ¿Y por qué? Porque en Borgoña se producen algunos de los vinos blancos más suaves, secos y elegantes del mundo. En los años 70, todos los productores querían elaborar un vino como los de Borgoña (y los consumidores beberlos), así que en todos los países de Europa, África, América y también Australia y Nueva Zelanda plantaron Chardonnay.
Adaptable a todos los climas
La Chardonnay es una cepa muy adaptable que se aclimata bien a todos los suelos donde crece y con gran potencial enológico tanto en vinos tranquilos como espumosos. ¡No olvidemos que es la uva del Champagne 🥂!!!
Es la reina de la versatilidad. Por un lado, tiene la capacidad de expresar cristalinamente los factores naturales de cada región, dando como resultado vinos con diferentes estilos según de donde proceda. En climas fríos ❄️ tiene la acidez alta y aromas más cítricos y de fruta blanca fresca (manzana verde, pera). En climas moderados 🌤️, la acidez es medio alta y los aromas son de fruta de hueso (melocotón y albaricoque). Y en climas cálidos 🌞, la acidez es media y aparecen aromas más tropicales (piña, mango, melón).
Maleable en bodega
Pero es que hay más. A la vez, expresa nítidamente las decisiones del enólogo dentro de la bodega 🪄 siendo también muy camaleónica para trabajar. Tiene afinidad con la transformación maloláctea (proceso natural que consiste en transformar el ácido málico del vino en ácido láctico), ofreciendo una textura más voluminosa y aromas lácticos. Cuando tiene aporte de lías aparecen notas de pastelería y la textura se vuelve cremosa. Con el envejecimiento en barrica aumenta su complejidad y se aromatiza con notas de vainilla y tostados. Y por último, tiene una gran potencial de envejecimiento y con el paso del tiempo adquiere capas de aromas terciarios de frutos secos, mieles, y mermeladas que aportan una gran complejidad.
Los vinos suelen ser monovarietales y es que no necesita a nadie más. Si se vendimia pronto, es ideal para elaborar espumosos, ya que le aporta mucha acidez y poco cuerpo. Da excelentes resultados en vinos jóvenes simples y en vinos de gran expresión, incluso dulces y licorosos. Digamos, por tanto, que lo tiene todo: adaptación, producción, versatilidad y potencial.
Es hora de catar
Como siempre decimos, la mejor forma de conocer y aprender sobre vinos, es probándolos. Y la mejor forma de descubrir las características organolépticas y el potencial enológico de una variedad de uva concreta es a través de la cata. Hemos escogido 4 países: Francia, España, Australia y Chile. Viejo Mundo y Nuevo Mundo. Climas frío, cálidos y templados. Se dice que hay una mayor cantidad de aromas 👃 relacionados con la Chardonnay que con cualquier otra uva. Vamos a comprobarlo.
Chablis La Sereine 2018 (Borgoña, Francia)
Un magnífica puerta de entrada a los chardonnay de Chablis, región situada al norte de la Borgoña, casi colindando con la región de la Champagne. Es un vino aromático y complejo, con la mineralidad y la acidez cítrica propias de la denominación, como señas de identidad. Una de las expresiones “más puras” del carácter varietal de la uva: delicado, fresco y profundo.
Pouilly – Fuissé Vieilles Vignes 2019 (Borgoña, Francia)
Una buena muestra del carácter único de los blancos de Pouilly-Fuissé, la AOC más prestigiosa de Mâconnais, al sur de la Borgoña. A partir de un terruño privilegiado, y de una crianza en barrica, es un vino con más cuerpo, más aromatizado y con una redondez mantecosa increíble. Elegancia y frescura.
Penfolds Max’s Chardonnay (South Australia, Australia)
En zonas con climas cálidos, como Australia, los vinos que se obtienen de la uva Chardonnay tienen más cuerpo, son vinos más untuosos y de volumen. Es un vino blanco cremoso con aromas intensos de fruta de hueso, notas especiadas y toques de madera.
Doña Dominga Chardonnay (Valle de Colchagua, Chile)
A priori, por su situación -en la latitud de Marruecos (30º)-, el clima de Chile sería demasiado cálido para la elaboración de vinos. En cambio, la corriente Humboldt (aguas frías provenientes del suroeste antártico) le permite elaborar grandes vinos llenos de frescura. Este vino tiene un color dorado pálido con sensación más cálida en su conjunto. Es afrutado, untuoso y equilibrado.
Chivite Legardeta Chardonnay (Navarra, España)
En España su adaptación ha sido perfecta, especialmente en Cataluña, Somontano y Navarra. En general, son vinos afrutados, de acidez moderada y cierto punto de untuosidad. Este Chardonnay procedente de la Finca Legardeta, en Navarra, se fermentó y crió en barrica, lo que le ha aportado al vino toques tostados y recuerdos a mantequilla sin perder la frutuosidad característica de un vino mediterráneo. Un Chardonnay serio y de calidad
Alta Alella Parvus Chardonnay (Alella, España)
La cara más mediterránea de los Chardonnay’s, jugando con el equilibrio entre densidad y frescor. Fermenta y envejece 3 meses en barricas de roble francés, proporcionando al vino mayor concentración de los sabores y un punto extra de cuerpo.
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