Perelada organiza el primer Simposio de Vinos Mediterráneos en el que se reivindica la singularidad de los vinos Mediterráneos al lado del mar Mediterráneo. Más de 20 bodegas y 200 expertos participan en el primer Simposio de Vinos Mediterráneos en Perelada.
El Mediterráneo no solo es playa, mar y sol; es historia, cultura y, sobre todo, vino. Desde los blancos frescos de Santorini hasta las jugosas Garnachas catalanas o los elegantes tintos del Líbano, son vinos que hablan del territorio, del clima y de una historia enológica milenaria. El Castell de Perelada, en el Empordà, ha sido el escenario del primer Simposio de Vinos Mediterráneos, un evento que reunió a más de 20 bodegas y más de 200 expertos del vino de diversas regiones bañadas por el mar Mediterráneo. El mensaje ha sido claro: los vinos mediterráneos tienen identidad, fuerza y un potencial enorme que merece ser reconocido a diferencia de la definición más extendida del vino mediterráneo haciendo referencia al clima mediterráneo. No hay marcha atrás, el movimiento Mare Nostrum ha arrancado.


Un punto de encuentro para una identidad común
Veinte bodegas de todo el Mediterráneo (España, Italia, Grecia, Chipre, Turquía, Croacia, Marruecos, Líbano) y más de 200 expertos del vino han acudido a la llamada de Perelada para reflexionar, compartir y demostrar que esta región no es solo una cuna de grandes vinos, sino un movimiento enológico con voz propia. Perelada, como anfitriona y líder en la organización del simposio, demostró su compromiso con la valorización de los vinos mediterráneos. «Necesitamos construir y explicar al mundo nuestra identidad mediterránea porque ello nos hace únicos», reivindicaba Delfí Sanahuja, enólogo de Perelada.
El evento contó con un comité asesor de alto nivel, dirigido por Juancho Asenjo, miembro de la Academia Internacional del Vino, e integrado por expertos como Josep Roca (sumiller de El Celler de Can Roca), Yiannis Karakasis (Master of Wine, Grecia), Gabriele Gorelli (Master of Wine, Italia), Gaston Hochar (director general de Château Musar, Líbano) y Maria Snoussi (profesora de la Universidad Mohamed V de Marruecos), entre otros. Coincidieron en que las diferencias entre los países mediterráneos son evidentes, pero cuando hablamos de vino, hay algo que los une: el sol, la madurez, el carácter y la tradición.
Josep Roca: «El mediterráneo une e inspira creatividad»
Josep Roca, sumiller y copropietario de El Celler de Can Roca, abrió fuego explicando como el mediterráneo ha sido fuente de unión de todos los países que comparten este mar y fuente de inspiración para artistas, enólogos y chefs. Explicó creaciones increíbles combinando alimentos y vinos desarrollados en el Celler de Can Roca. Y aprovechó para hacer una reflexión sobre la importancia de entender y saber interpretar la zona que a todos nos une. En este sentido, Josep Roca destacaba que el mediterráneo es luz, intensidad, tensión a veces alejada de tendencias más etéreas de los nuevos vinos.


Borja Suqué, la nueva generación al frente de Perelada, inauguró y dio la bienvenida a todos los asistentes en la Iglesia del Convento del Carme haciendo honor al espíritu anfitrión de esta casa.
Desafíos y oportunidades
El futuro del vino mediterráneo no está solo en su tradición, sino en su capacidad de adaptación. Y aquí entra en juego el mayor enemigo de la viticultura: el cambio climático. Maria Snoussi, experta en sostenibilidad, lanzó un mensaje claro: «Debemos actuar y defender la supervivencia de nuestras variedades autóctonas, nuestras regiones y nuestros vinos».
A la amenaza ambiental se suma otro reto: la globalización del mercado. David Allen, Master of Wine, señaló que los vinos mediterráneos siguen demasiado centrados en el comercio minorista. «Se ven en pequeñas vinotecas, pero no en el comercio global como los grandes productores americanos», destacó. Sin embargo, lejos de verlo como un problema, lo percibe como una ventaja: «Esa exclusividad también es parte de su encanto».
El showroom: el Mediterráneo en una copa
El corazón del simposio fue su showroom, donde las bodegas participantes demostraron por qué sus vinos tienen un sitio propio en la enología mundial. Desde los vinos heroicos y de culto del Líbano, pasando por los originales vinos de Chipre y Turquía, los grandes vinos Griegos, los sorprendentes vinos de Croacia y Eslovenia, la cultura vitivinícola Italiana, Francesa y Española y acabando en Marruecos. El evento fue una prueba de que el Mediterráneo es una paleta de sabores inigualable pero con un nexo común moldeado por la interacción del mar, de su clima y cultura.








Entre las bodegas destacadas estuvieron nombres como Perelada (Empordà), 4Kilos (Mallorca), Casa Gran de Siurana (Priorat), Gutiérrez de la Vega (Marina Alta) y Victoria Ordóñez (Málaga). Grecia estuvo representada por Artemis Karamolegos, Lyrarakis, Mikra Thira y Troupis Winery; Italia por Masseria Li Veli, Petra, Planeta y San Salvatore 1988; y Francia por Château du Pibarnon y Mas Amiel. También participaron Domaine Vicomte De Noue Marinic (Eslovenia), Château Musar (Líbano), Château Roslane (Marruecos), Corvus (Turquía), Vouni Panayia (Chipre) y Zlatan Otok (Croacia). Juntas, han dejado claro que el Mediterráneo no es una simple categoría vinícola, sino un concepto, un carácter, una forma de entender la vida y el vino.
Lo que viene: el Mediterráneo se organiza
El Simposio dEl Simposio de Vinos Mediterráneos no ha sido un evento aislado. Ha sido el primer paso de un movimiento que busca consolidar la identidad del vino mediterráneo en el mundo. Perelada ha abierto el camino, pero la historia sigue. La bodega Petra de la Toscana recogerá el testigo, y con cada edición, la voz del Mediterráneo será más fuerte y clara.

