Snoopy cumple 75 años, y si algo nos ha enseñado es que la vida sabe mejor con calma. Si hoy viviera en España, no tenemos dudas: Snoopy sería de vino🍷, uno de los nuestros. De copa lenta, sobremesa infinita y filosofía ligera: dormir, escribir novelas que no termina y brindar por lo absurdo de existir.

Y es que el vino también va de eso: de disfrutar el momento, de mirar el mundo con la copa medio llena y una calma elegante. Nos gusta imaginar a Snoopy así, copa en mano, contemplando las nubes. Y si lo pensamos bien, hasta cada personaje de Peanuts tiene alma de vino:

Si Snoopy fuera vino, sería un Pinot Noir. Tierno, elegante y con ese punto melancólico que te atrapa sin hacer ruido. Le gustan las cosas sencillas: el jazz suave, la siesta larga y el vino que no necesita presentación.

Charlie Brown, un Tempranillo honesto. De esos que terminan conquistándote por su autenticidad. No presume, pero siempre está ahí cuando lo necesitas. Tiene la calidez de los vinos que acompañan conversaciones largas y la fuerza tranquila de quien no se rinde.

Lucy, claramente un Cabernet Sauvignon. Estructurada, intensa y con carácter. La amas o la odias, pero nunca pasa desapercibida. Un vino con más ego que decantador, y aun así… irresistible cuando se abre del todo.

Y Woodstock, sin duda, un pet-nat, de Garnacha Tinta. Espontáneo, natural y un poco caótico. Burbujea sin control, es golosón y deja alegría en el aire. El vino perfecto para perder el rumbo con estilo.

Más alla del guiño nostálgico, Snoopy nos recuerda algo que en Wine is Social no olvidamos: lo mejor del vino no está únicamente en la copa, sino en lo que hay alrededor. En compartir risas, soltar el móvil y disfrutar de lo que (todavía) no se puede medir ni publicar: el placer de estar, simplemente, un poco más vivos.

Sí, amigos, sí: Snoopy entendería el vino mejor que muchos sommeliers: no por técnica, sino por actitud.

¡Feliz aniversario, amigo! Y recuerda, el beber siempre con moderación…