Todo lo bueno deja huella. Y Amaia Soto no ha sido solo la cara visible de nuestras experiencias y catas, sino también una de las almas del Club. Comunicadora, experta en marketing, catadora incansable (WSET Nivel 4, nada menos)… pero sobre todo, una winelover como pocos y siempre dispuesta a compartir una copa y una risa. Ahora que cierra una etapa como embajadora visible del Club, queríamos despedirla como se merece: con una copa en la mano, una sonrisa en la cara y esta entrevista que sabe a brindis largo. Y porque, seamos sinceros… nunca dejará de ser nuestra winelover favorita 🥹🥂.
¿Recuerdas cómo empezó tu colaboración con Wine Is Social?
Todo empezó de forma bastante espontánea. Me contactaron porque buscaban a alguien que hiciera vídeos de algunos vinos desde casa. Era plena época COVID y tocaba ser creativos para seguir generando contenido y conectar con la audiencia.
La verdad es que yo nunca había hecho vídeos, siempre había trabajado más desde el backstage, así que no sabía qué tal se me daría o si me iba a gustar hacerlo. Pero dije que sí (porque… wine not?) y, después de unos cuantos vídeos, me preguntaron si quería asumir el rol de presentar las experiencias y organizar el club de cata. Así que lo que iba a ser algo puntual, acabó convirtiéndose en una colaboración duradera.
¿Cómo fue asumir una tarea que previamente desarrollaron Ferran Centelles, Silvia Culell o César Canovas?
Si te soy sincera, todavía me cuesta creérmelo. Ha sido un honor enorme y también una gran responsabilidad. Cuando te toca continuar el trabajo de referentes así, impone bastante. Quieres estar a la altura de lo que ellos construyeron, pero también encontrar tu propia voz. Y creo que ese equilibrio, entre respeto hacía el trabajo de otros y autenticidad hacía uno mismo, ha sido todo un reto.



Hay una alegría muy contagiosa en la forma
en que aquí se vive el vino. Y valoro mucho
la manera de comunicar de Wine is Social,
que siempre me ha parecido ejemplar:
accesible y sin pretensiones.
¿Recuerdas algún vino o experiencia de cata que te marcara especialmente?
Han sido muchos años, así que me resulta imposible elegir. Pero sí que recuerdo con especial cariño algunas catas temáticas que hemos hecho, como la de garnachas o la de Ribera del Duero. Aprendí muchísimo… ¡y me lo pasé en grande!
¿Qué te llevas de esta etapa, más allá de lo profesional?
Sobre todo, personas. Es algo que se dice mucho, pero aunque suene manido, tengo que destacarlo. He conectado muchísimo con todo el equipo, y considero Wine is Social como una casa: un lugar donde siempre se ha trabajado con respeto, humor y generosidad.
También me llevo un crecimiento personal muy profundo. He aprendido mucho sobre mí misma, sobre mis prioridades… y sobre lo muchísimo que disfruto haciendo lo que hago.
¿Qué crees que has aportado tú a la familia de Wine Is Social?
Es una pregunta difícil, que quizá deberían responder otros. Pero me gusta pensar que he aportado alma y corazón a un proyecto que ya de por sí tiene mucho carisma, así que no era una tarea demasiado complicada.
Personalmente creo que tengo una forma muy particular de entender el vino, una visión que en gran parte compartimos, pero que siempre me han dado libertad para expresar a mi manera.
¿Cómo ha cambiado tu forma de entender el vino desde que empezaste hasta ahora?
No diría que ha cambiado en exceso, pero sí que ha evolucionado. Sigo valorando muchísimo la parte técnica, eso no se me va a quitar (llamémosle deformación profesional). Pero con los años he aprendido a explicarlo de una forma más cercana y humana, aunque sin perder rigor.
Y en esto ha tenido mucho que ver mi colaboración con Wine is Social, porque su manera de comunicar el vino siempre me ha parecido ejemplar: accesible y sin pretensiones.


Me llevo un crecimiento personal muy profundo.
He aprendido mucho sobre mí misma, sobre mis prioridades…
y sobre lo muchísimo que disfruto haciendo lo que hago.
¿Qué crees que hace especial a la comunidad winelover de Wine Is Social?
Su interés y su curiosidad infinita. Es gente que se deja sorprender, que disfruta aprendiendo y que valora tanto lo tradicional como lo más trendy. Hay una alegría muy contagiosa en la forma en que esta comunidad vive el vino.
Y no lo digo desde fuera, ya que yo misma formaba parte de esta comunidad antes de empezar a colaborar, yo creo que por eso fue tan fácil conectar.
¿Alguna anécdota de rodaje que recuerdes con especial cariño?
¡Infinitas! He grabado en la calle bajo la lluvia, en terrazas al pleno sol, sin voz, con fiebre… o vestida de Willy Wonka.
Pero una de mis favoritas es de la campaña de los Superpoderes: mi compañera Mireia tuvo que agacharse detrás de mí y mover mi capa con las manos para que pareciera que la movía el viento. Os juro que siempre lloro de la risa con este equipo.
¿Con qué proyectos te encuentras más ilusionada últimamente?
Estoy colaborando con una agencia de marketing especializada en espirituosos y vino, con varios Consejos Reguladores en campañas internacionales de gran envergadura, y con bodegas en la parte estratégica y de creación de contenido. También estoy trabajando en un proyecto de packaging muy bonito para una nueva marca. La verdad: no paro.
Además, hace poco me certifiqué como coach, y eso me está abriendo nuevas formas de acompañar a personas y de explorar proyectos más personales que pronto verán la luz. Es una etapa muy bonita.
¿Un brindis final para la comunidad? ¿Con qué vino brindarías y por qué?
Si os soy sincera, me cuesta despedirme de una etapa que ha tenido tanto peso en mi desarrollo personal y profesional. Me da pena, porque ha sido un proyecto que he disfrutado muchísimo y en el que he conocido a personas a las que admiro profundamente. Pero también siento que es lo que toca: todo tiene un principio y un final.
Brindaría con una copa de Finca Garbet de Perelada, una finca que visité junto al equipo de Wine is Social en un viaje de dos días que recordaré siempre con muchísimo cariño.
¡Hasta pronto, winelovers!